"Nació en 1841, hijo de vieja y arraigada familia Riograndense, radicándose en nuestro departamento en 1858, es decir, apenas cumplido sus 17 años, a raíz de quebrantos financieros sufrido por sus mayores; labró con su esfuerzo, su actividad y su energía la cuantiosa fortuna que dejó a su fallecimiento, el 2 de mayo de 1917 en nuestra ciudad.
Hombre de honradez acrisolada, prototipo de bondad y hombría de bien, gozó en toda su vida de la más absoluta confianza, a la que siempre respondió con ejemplar lealtad e hidalguía.
Fue en esta zona norteña, el principal tropero del Saladero de Guaviyú de Piñeyrúa y Amaro, durante sus largos años de intensa actividad hasta la clausura del mismo. Más tarde durante largos años hasta que la edad le exigió un poco de descanso fue tropero de igual categoría del Saladero de Casablanca de M. Echebarne y Cía. con tal motivo fue gran factor de progreso de los Dptos. de Salto, Paysandú y Artigas. Gozó de la más amplia confianza de sus Saladeristas y de los Hacendados, a muchos de éstos sacó de apuros adelantándoles el importe de las invernadas con meses de antelación a la preparación de las mismas. Dió pan y abrigo a centenares de hogares pobres de nuestra campaña y coadyuvó a que muchos de sus obreros se convirtieran en propietarios. Fue un luchador infatigable, verdadero hombre de acción que trabajaba a la par de sus propios peones conociendo con ellos "las noches largas y frías rondando tropas y los días enteros sin comer".
Hombre de honradez acrisolada, prototipo de bondad y hombría de bien, gozó en toda su vida de la más absoluta confianza, a la que siempre respondió con ejemplar lealtad e hidalguía.
Fue en esta zona norteña, el principal tropero del Saladero de Guaviyú de Piñeyrúa y Amaro, durante sus largos años de intensa actividad hasta la clausura del mismo. Más tarde durante largos años hasta que la edad le exigió un poco de descanso fue tropero de igual categoría del Saladero de Casablanca de M. Echebarne y Cía. con tal motivo fue gran factor de progreso de los Dptos. de Salto, Paysandú y Artigas. Gozó de la más amplia confianza de sus Saladeristas y de los Hacendados, a muchos de éstos sacó de apuros adelantándoles el importe de las invernadas con meses de antelación a la preparación de las mismas. Dió pan y abrigo a centenares de hogares pobres de nuestra campaña y coadyuvó a que muchos de sus obreros se convirtieran en propietarios. Fue un luchador infatigable, verdadero hombre de acción que trabajaba a la par de sus propios peones conociendo con ellos "las noches largas y frías rondando tropas y los días enteros sin comer".