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La vida es un hermoso viaje

La vida comienza con un viaje. La llegada a destino es nacer, conocer, aprender, disfrutar la vida, sin olvidar que las experiencias del trayecto no son siempre alegrías. Hay momentos en los que éste va de la mano con soluciones. Aventura, miedo y alegría hacen de ella un cóctel que será un deleite para quien lo desee saborear.
Me gusta deleitar mi paladar… me encanta viajar, es un renacer con cada uno de ellos. Con un destino, pero sin el camino marcado, pues bien lo dice Antonio Machado, “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”.
Llegada a París por la tarde/noche, habiendo rentado un auto mediante un escritorio turístico salteño. Con los conocimientos elementales del francés, que messieur Roua me había aportado como estudiante. Con mi hijo y esposa nos “zambullimos” en la noche parisina. Fenomenal llegada para ver la iluminada torre de Eiffel, el Arco de Triunfo, catedrales, el Sena… pasadas varias horas con el cansancio del viaje, sin tener lugar donde pernoctar salimos a buscar un hotel, difícil pero posible, pues París vive 30 horas de las 24 del día. Ahí comenzó una de las hermosas aventuras vividas.
Un nuevo renacer, un nuevo viaje, llegada a Munich. Tomar la autopista para llegar desde el aeropuerto. Encontramos en cercanías de la peatonal un hotel para luego disfrutar de la diversidad cultural y esa hermosa ciudad, recorriendo posteriormente la Baviera “profunda”, palpando la gentileza, alegría, honestidad y hermosa campiña de los Bávaros, con posterior visita a Viena y República Checa… hermosa Praga.
La vida es un hermoso viaje. Disfrutando los espacios que se encuentran como un paréntesis entre ellos, sin los cuales no podríamos deleitarnos con estos.
Me gusta deleitar mi paladar… me encanta viajar, es un renacer con cada uno de ellos. Con un destino, pero sin el camino marcado, pues bien lo dice Antonio Machado, “Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar”.
Llegada a París por la tarde/noche, habiendo rentado un auto mediante un escritorio turístico salteño. Con los conocimientos elementales del francés, que messieur Roua me había aportado como estudiante. Con mi hijo y esposa nos “zambullimos” en la noche parisina. Fenomenal llegada para ver la iluminada torre de Eiffel, el Arco de Triunfo, catedrales, el Sena… pasadas varias horas con el cansancio del viaje, sin tener lugar donde pernoctar salimos a buscar un hotel, difícil pero posible, pues París vive 30 horas de las 24 del día. Ahí comenzó una de las hermosas aventuras vividas.
Un nuevo renacer, un nuevo viaje, llegada a Munich. Tomar la autopista para llegar desde el aeropuerto. Encontramos en cercanías de la peatonal un hotel para luego disfrutar de la diversidad cultural y esa hermosa ciudad, recorriendo posteriormente la Baviera “profunda”, palpando la gentileza, alegría, honestidad y hermosa campiña de los Bávaros, con posterior visita a Viena y República Checa… hermosa Praga.
La vida es un hermoso viaje. Disfrutando los espacios que se encuentran como un paréntesis entre ellos, sin los cuales no podríamos deleitarnos con estos.